Amor y compromiso

Chopin estuvo comprometido con Maria Wodzińska pero el matrimonio se vio truncado por el precario estado de salud del compositor polaco. En el invierno de 1835 se sintió tan mal, que creyó que se moría; de hecho, en ese momento, escribió el primer borrador de su testamento, estaba tan afligido, que incluso llegó a pensar en suicidarse. En la primavera de 1836, su enfermedad volvió a manifestarse con énfasis, aunque sus malestares no le impidieron solicitar —y obtener— la mano de Maria Wodzińska, una adolescente de 17 años de la que se había enamorado. El compromiso fue mantenido en secreto. Posteriormente, y al conocer la enfermedad que padecía el músico, la familia Wodzińska declinó el compromiso.
Más tarde, se trasladó de nuevo a Leipzig para encontrarse con Schumann, y tocar ante él fragmentos de su Balada n.º 2 y varios estudios, nocturnos y mazurcas.
Al regresar a París, fue abandonando poco a poco las salas de concierto para concentrarse en la composición. De ahí en adelante, quienes deseaban escucharlo debían hacerlo en el ámbito semipúblico de su estudio. Daba aproximadamente cinco clases de piano diarias a diferentes jóvenes adinerados, pero nunca pudo ocultar su aburrimiento y su desdén por estos niños sin talento, que estudiaban piano sólo porque sus padres disponían de dinero para pagar a un gran maestro. Durante ese año completó la Balada Op. 23 (cuyos primeros esbozos había presentado a Schumann) y los dos Nocturnos Op. 27.

George Sand. A finales de octubre de 1836, Frédéric fue invitado por Franz Liszt y Marie d'Agoult a una reunión de amigos en el Hôtel de France y fue acompañado por Ferdinand Hiller. Al encuentro también acudió la baronesa Dudevant, más bien conocida por su pseudónimo de George Sand, acompañada por sus hijos y madame Marliani. Cuando fueron presentados por Liszt, Sand murmuró al oído de madame Marliani: «Ese señor Chopin, ¿es una niña?». Chopin le comentó a Hiller saliendo del hotel: «¡Qué antipática es esa Sand! ¿Es una mujer? Estoy por dudarlo».
Durante ese verano, el músico viajó a Londres; asimismo, estuvo trabajando en los Estudios Op. 25, las Mazurcas Op. 30, el Scherzo Op. 31 y los Nocturnos Op. 32. A su regreso volvieron a encontrarse, esta vez en una reunión de amigos en casa de Chopin, a la cual Sand acudió intencionalmente ataviada a la polaca, y escuchó subyugada al dúo de Liszt y Chopin.
Vencidas las resistencias iniciales e instalada la pareja (en verano del 38), ésta duró aproximadamente ocho años, en los cuales la pasión pronto dio lugar a la amistad (en una carta dirigida por Sand a Grzimala, el 12 de mayo de 1847, se lee: «Hace siete años que vivo como una virgen. Con él y con los otros».) y en la que hubo un intercambio de bienes mutuo, George Sand brindó apoyo y protección a la frágil situación de Chopin -tanto física como económica- en tanto que Chopin para Sand fue una figura pacificadora en una etapa para ella difícil de crecimiento de sus hijos.

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